29 de junio de 2010

¿Siempre a mí?

Una palabra que defina el día de ayer: MONTAÑA.

¿Cómo puede cambiar el estado de ánimo de una persona en apenas unas horas? Ayer fue uno de esos días en los que me convertí en cenicienta.

Iba con un vestido de princesa y zapatitos de cristal, melena rubia y ojos verdes, pero claro me convertí en cenicienta, y no precisamente en la del final feliz.
El ambiente estaba alegre, brotaba felicidad por todas partes. En cada cara había una sonrisa, una lágrima de alegría, unas mejillas sonrosadas, un brillo en los ojos, una mirada romántica, simpática, burlona...pero como te digo las sonrisas no siempre son verdaderas, también había odio, rencor, malas miradas, tristeza y muchas ganas de llorar escondidas.
Julietta no paraba de mirarme mal, creo que todavía no se llega a dar cuenta de todo el daño que me ha hecho y las veces que me ha hecho llorar a pesar de que ella diga lo contrario.

Y aquí llega el momento cenicienta de la noche. ÉL, mi príncipe azul, las pocas ilusiones que tenía, las pocas esperanzas con las que soñaba, TODO se desmoronó en apenas 10 minutos, aunque siendo sinceros, la verdad es que solo confirmó aquello que me negaba desde hace meses, aquello que tanto temía...
ÉL, mi príncipe azul, estaba pillado por otra, y no una cualquiera, era ella, era ISABELLA, era...mi mejor amiga.
Los dos estaban pillados el uno por el otro y ninguno se atrevía a dar el paso, hasta ayer claro. Isabella se sentía mal por mí, porque ella sabía lo que yo sentía, y aunque ponía mi sonrisa de cenicienta, estaba totalmente destrozada por dentro. Sentía unas inmensas ganas de llorar cada vez que les veía juntos, ganas de llorar cuando les vi irse juntos, ganas de llorar cuando ÉL la acompañó para despedirla mientras se montaba en mi coche y los ojos llorosos cuando Isabella me dijo que la había besado.
Ya es la segunda vez que me pasa lo mismo con ÉL, lo que te hace llegar a la conclusión de que NUNCA será para mí.
Me alegro muchísimo por ellos pero...

Como siempre la sonrisa de la cenicienta te puede ayudar a hacer sentir bien a los demás, a ocultar lo que de verdad sientes y a engañarte a ti misma diciéndote no llores, no estás tan mal como crees, a ellos se los ve muy felices, no tienes derecho a estar así, porque gracias al que esté allá arriba ellos dos son mis mejores amigos.