20 de marzo de 2011

Bidi badi bu.

¡No puede ser! ¿Son rayos de sol esos que veo al abrir mi ventana? Parece que el invierno por fin está dejando paso a la primavera...¿alterará de verdad la sangre? Yo creo que más que alterar la sangre cambia el inconsciente y te hace ver las cosas más positivamente...

En primavera también hay magia. Sí magia! Os cuento...¿no os ha pasado que aunque haya cientos de personas en un sitio, aunque todo este lleno de gente y no quede hueco para respirar siempre hay una persona que parece que tiene luz propia y con solo echar un vistazo la ves? Es como si se abriera un espacio entre toda esa gente para que le veas. Puede que se crucen vuestras miradas o no, puede que te sonría y tú no te des cuenta o viceversa, pero con solo verle ya es...diferente.

Si se cruzan vuestras miradas salen a relucir esas cosas que nunca se dicen, esas cosas que se piensan y que se quieren gritar pero que no hace falta porque la otra persona las entiende...Yo no creo que haga falta decir las cosas para entender lo que se quiere decir, ni que haga falta verse y quedar para saber lo que te importa.

Últimamente las cosas están cambiando muy rápido y desde que Pepito me abandonó siento que sí, que me importan los demás pero me importa más estar bien y es contrario porque siento que soy una egoísta por pensar todo el rato yoyoyoyoyo y los demás ¿qué? Gano cosas pero pierdo otras que antes eran muy importantes para mí, y no entiendo por qué si no estoy haciendo nada malo! solo quiero...sentir otras cosas.

Luna llena y buena música. Mucha gente y miradas que matan. Una noche, 20 sonrisas de cenicienta y 50 de verdad. Winter-Spring-Summer-Autumn. 2011.
Un día inolvidable en cada mes que da de sí para unas cuantas clases de cotilleo y rememoramiento de momentos una y otra vez. ¿Egoísmo? De momento prefiero dejarlo aparcado. Marzo, todavía 9 meses por delante, y tengo claro que voy a disfrutar cada segundo de esos nueve meses.

¿Y tú que has leído esto...piensas aprovechar el tiempo o dejar que pase sin hacer nada? Si eliges la segunda opción no tendrás ningún derecho de lamentarte por lo que no hiciste y perdiste, y si eliges la primera puedes acertar o fallar pero no te quedará el remordimiento de que no lo has intentado.

3 de marzo de 2011

Creo que Pepito Grillo me odia...

Me lo contó Pinocho mientras miraba el techo de mi habitación oscura.

Él era el único que me decía lo que estaba bien y lo que estaba mal, cuando tenía que hacer una cosa o la otra, cuando tenía que callarme y cuando decir lo que sentía...¿y ahora? ¿¡Qué hago!?

Me dijo que se había enfadado conmigo porque ultimamente no hacía nada de lo que él me decía, porque se me ocurrió decirle que quería hacer las cosas simplemente porque me apetecían en ese momento. ¡No quería pensar las cosas 2 veces ni contar hasta diez cada vez que algo me molestaba o me ponía triste!

Siempre he sido la responsable, la que se ponía nerviosa y lloraba cuando la presión era muy grande, la que salía a correr para despejar la mente con la música a todo volumen sin tenerle miedo a los coches que podían pasar a mi lado, la que no decía sí o no al momento sino que se lo pensaba unos instantes y evaluaba los pros y los contras que suponía esa decisión, la que se mordía los labios y la lengua para no contestar cuando algo me enfadaba o la que no se le escapaba una lágrima delante de nadie porque Pepito, ese que ahora no decía ni una palabra, la decía que llorar delante de la gente era de débiles.

Y estoy harta.

Por una vez me apetecía ser la que tomaba la iniciativa, la que contestaba cuando se metían con sus amigas, la que se le escapaba una lágrima porque era lo que sentía en ese momento, la que se dejaba besar aunque sabía que 1994-1988 eran 6 y que podía pegarse un batacazo en 3 días o en 3 semanas pero no importaba, la que no se callaba contando una y otra vez lo que se la pasaba por la cabeza...

Pero eso Pepito Grillo no lo entendía. No entiende que ha pasado un mes y que ¡estoy feliz! Que todo me va bien, que ya Julietta me da lo mismo que no tengo miedo de lo que diga o deje de decir.

No me había preocupado antes porque sabía que siempre estaba ahí ¿como iba a ser capaz de dejarme sola? Pero no hay que tentar a la suerte y esta vez se ha ido de verdad. Pinocho no me supo decir cuando volvería y tengo miedo de que no vuelva nunca más. Es una sensación rara esa de no saber cuando hacer algo por un impulso, hacer lo que sientes sin importar lo que vayan a pensar los demás y cuando hacer algo pensándolo dos veces...

¿Alguien podría decirle que le hecho de menos y que le necesito?
El mañana llega enseguida y el futuro rápidamente se convierte en pasado. No quiero perder ni un solo segundo del tiempo que tengo.

Odio las hipótesis sin fundamento. Ya solo deseo teorías, pero teorías sinceras que digan el método para seguir otro mes como febrero y que Pepito vuelva, para que compruebe que esas teorías no son malas para mí.