29 de noviembre de 2012

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Siempre que tomamos una decisión deberíamos de analizar sus pros y sus contras.


Llevo tres puñeteros meses con la palabra distancia en la boca, llevo tres meses midiendo mis semanas por las horas que quedan para que llegue el finde, para verlas, para verle. En estos tres meses he tenido mucho tiempo para analizar los buenos momentos pero también los malos.

Universitaria.

Parece que es algo importante, parece que es distinto, parece como que todo el sufrimiento de no parar en todo un día ha pasado, que ha llegado la calma, que la fiesta o mejor dicho, que los planes aún no realizados están a punto de hacerlo, pero no. 
Todo sueño requiere sacrificios pero no solo tuyos, si no que influyen los demás en diferentes aspectos también con sus decisiones, pero señores esto ya no es lo que era, no sé en que momento han cambiado las cosas, bueno en realidad sí, pero me reservo la opinión.

Esperaba algo diferente, esperaba no tener q vivir un 3º de bachillerato, esperaba no tener una rutina tan en clausura, esperaba que los dieciocho hicieran acto de presencia. Esperaba tantas cosas...

A cada uno nos ha tocado vivir de manera diferente, a mí me ha tocado vivir la palabra monotonía los 7 días de la semana en cantidades industriales, pero que le vamos a hacer, hay otros que no pueden ni permitirse estudiar.

11 de agosto de 2012

De una manera u otra llega.

Y no sé exactamente lo que necesitamos, no sé si necesitaremos un poco más de lluvia, un poco más de distancia, unas cuantas sonrisas más...

No tengo claro lo que nos pasa, más chispa dijimos, más ilusión al salir. Mirar a tu alrededor, soñar, envidiar, esperar que algo pase.
La realidad es que no se me ocurren más cosas que hacer, más planes que proponer. Y es que no os dais cuenta de que no son los planes, son las personas, son las ganas de estar, es que nos animemos, que riamos...

Como decía aquella película: "Y al final solo ocurre una cosa, llega el puto invierno, no hay vuelta atrás".

14 de julio de 2012

Hay cosas que se hacen esperar.

Verano.

Esa palabra que tanto esperamos a lo largo de todo el año. Porque los días y las noches de verano están plagados de risas y amistad. Porque...los días y las noches de verano son diferentes.

Según dicen son los pequeños detalles los que marcan la diferencia, las pequeñas acciones, las pequeñas palabras. Hace tiempo que no escribo, demasiado diría yo y creo que ese ha sido el gran error de los altibajos que he tenido a lo largo de estos meses...el puñetero segundo de bachillerato, la PAEG de las narices...madre mía cada vez que se me viene a la cabeza esa palabra creo que hasta me pongo de mala leche. Necesitaba esto, necesitaba escribir aunque fueran cosas que no tuviera sentido, aunque nadie lo leyese porque ¿a quién le va a interesar la vida de una de una persona de las millones que componen este lugar llamado mundo? Pero me da igual, lo necesitaba mucho.

No existen las cosas perfectas, en eso todos estamos de acuerdo, pero porque algo tenga un ligero fallo no deja de ser aquello que más apreciamos o queremos. Y es que un error lo cometemos todos, pero como decía una amiga de mi madre, "todo en esta vida tiene solución menos la muerte y mientras que eso no ocurra hay que intentar solucionar las cosas y ser lo más felices que podamos". Ahora mismo todo está solucionado, las lágrimas de días atrás quedaron olvidadas y lo prometimos, lo que hablamos aquel día de Julio queda escondido en una conversación perdida de Tuenti y de ahí no saldrá más.

El saco del rencor...la primera vez que me lo dijeron rompí a reír pero es cierto ¿quién no tiene uno?
El saco del rencor es ese lugar en el que te guardas todo aquello que te molesta como por ejemplo que tu amiga te diera plantón un día o que tu novia se fuera de compras en vez de quedarse a cenar contigo, y un día en el que discutís ese saco del rencor se abre y echas todo en cara, pero todo absolutamente todo y es cuando surgen los problemas. Porque ese es el problema del mundo, que todos tienen un saco del rencor y nadie habla las cosas cuando tiene que hablarlas. Así nos va.

En realidad leo lo que he escrito y no le encuentro sentido, hablo de unas cosas, hablo de otras pero nada en conjunto. En fin, creo que he vuelto, creo que vuelvo a ser yo, creo que me vuelve a ilusionar escribir, porque ese era el mayor miedo que me rodeaba todo este tiempo, que había perdido la ilusión por sonreír, por escribir y por volver a coger un libro y perderme entre sus páginas repletas de letras.

En algún momento volví a ser la de hace dos años, pero eso no va a suceder más, no voy a dejar que suceda más.

6 de marzo de 2012

Las pequeñas acciones hacen grandes historias.

Tan pequeña como un simple "te echo de menos para hablar"
Tan pequeña como un "¿pipas y nestea el sábado por la mañana?"
Tan pequeña como un "¿a qué parque vamos sin que pasen nuestros padres?

¿Qué hubiera pasado si no lo hubiese dicho?

Seguramente ni estaría aquí sentada escribiendo este estúpido blog que ni siquiera sé si alguien lee.
Me gustaría saber que hubiese pasado si nada hubiera ocurrido, si simplemente fuésemos amigos y ya, si tan siquiera hablásemos un rato por chat y luego frente a frente el color rojo inundase nuestras mejillas corriendo las palabras a encerrarse bajo llave junto con la lengua.
Quizás estaba escrito, predestinado...llámalo como quieras, pero puede que de una manera u otra acabase pasando. ¿Como en un mes los sentimientos pueden avanzar tan deprisa?

Abril. 2010.

Creo que estaba tan agusto hablando con él que ni me di cuenta de que le estaba empezando a gustar, ni me di cuenta de que cada vez que me conectaba al chat le buscaba inconscientemente, ni me di cuenta de que todo avanzaba deprisa pero a la vez muy despacio.

Y ahora...ahora tanto tiempo juntos.

Esperar que den las puñeteras 4 para verle dos minutos, esperar a las siete los viernes y sábados para estar a solas, esperar que den las nueve menos cuarto de la mañana un día sin clase para esperarle por sorpresa y hacerle un poco más feliz de lo que parecía la noche anterior, esperar, esperar y esperar...llegará un día que podamos vernos cuando queramos sin esperar a que los malditos relojes den las horas esperadas.

NO. Sinceramente no quiero ni pensar que hubiera pasado si no nos hubiésemos conocido, si no hubiésemos empezado a hablar, si no hubiésemos quedado con una encerrona encubierta, si ese banco un 14 de mayo no hubiera recogido nuestras tímidas palabras y la ceniza y colillas de sus cigarros, si ese día de junio ese beso no se hubiera producido, si la señal de Stop de mi esquina no hubiera escuchado ese beso de despedida y si ese atardecer de verano no hubiera visto uno de los días más felices de mi vida.
Soy feliz, mucho, y no me importa gritarlo a los cuatro vientos.

Las pequeñas acciones hacen grandes historias, y la mía aún no ha escrito el colorín colorado este cuento se ha terminado.

5 de enero de 2012

Cuando nadie se acuerde de quién soy.

Y ese momento llegará, a todos nos llega.

Pocos son los que pasados los años todo el mundo sabe quién es aunque en realidad saben su nombre, solo eso.
Einstein, Newton, Darwin, Lorca, Dalí, Petrarca, Marie Curie...Todos nos sabemos cómo se llaman, pero acaso ¿alguien en la Tierra sabe de verdad cómo eran? Puedes conocer sus textos, sus leyes científicas, sus teorías, sus poemas pero nadie es capaz de decirme nada acerca de su personalidad. Se conoce lo que unos escribieron acerca de ellos, lo que mostraban ante las cámaras, lo que aparentaban ser, pero nada de su personalidad interior, cómo se sentían realmente. Viendo eso, no sé si quiero ser recordada.

Yo no soy famosa y no creo que lo sea próximamente. En todo caso si en un futuro llegase a serlo, estoy segura de que algún día se olvidará mi nombre y seré otro viajante más que ha pasado por la vida, como todos los que han pasado a lo largo de la historia. Actualmente todos estos famosos a los que envidiamos pasarán unos años y nadie se acordará de ellos. Pues fíjate los mortales de a pie.

El consuelo que me queda de todo esto es que puede que dentro de años cuando ya haya desaparecido de este mundo nadie se acuerde de quien era yo, pero si tan solo he dejado una huella de mi personalidad en alguien me quedo tranquila.
Seré Babi, esa que desde que está con él siempre está sonriendo, esa que se ha esforzado por darle el máximo a la vida y que ésta la vaya recompensando poco a poco, seré la que escribía cosas sin sentido en una página de Internet o esa que atracaba a la nevera cuando oía hablar de la palabra comida.

Y caeré en el olvido, y nadie se acordará de mi nombre, pero de momento soy Babi y aquí estoy yo.