14 de julio de 2012

Hay cosas que se hacen esperar.

Verano.

Esa palabra que tanto esperamos a lo largo de todo el año. Porque los días y las noches de verano están plagados de risas y amistad. Porque...los días y las noches de verano son diferentes.

Según dicen son los pequeños detalles los que marcan la diferencia, las pequeñas acciones, las pequeñas palabras. Hace tiempo que no escribo, demasiado diría yo y creo que ese ha sido el gran error de los altibajos que he tenido a lo largo de estos meses...el puñetero segundo de bachillerato, la PAEG de las narices...madre mía cada vez que se me viene a la cabeza esa palabra creo que hasta me pongo de mala leche. Necesitaba esto, necesitaba escribir aunque fueran cosas que no tuviera sentido, aunque nadie lo leyese porque ¿a quién le va a interesar la vida de una de una persona de las millones que componen este lugar llamado mundo? Pero me da igual, lo necesitaba mucho.

No existen las cosas perfectas, en eso todos estamos de acuerdo, pero porque algo tenga un ligero fallo no deja de ser aquello que más apreciamos o queremos. Y es que un error lo cometemos todos, pero como decía una amiga de mi madre, "todo en esta vida tiene solución menos la muerte y mientras que eso no ocurra hay que intentar solucionar las cosas y ser lo más felices que podamos". Ahora mismo todo está solucionado, las lágrimas de días atrás quedaron olvidadas y lo prometimos, lo que hablamos aquel día de Julio queda escondido en una conversación perdida de Tuenti y de ahí no saldrá más.

El saco del rencor...la primera vez que me lo dijeron rompí a reír pero es cierto ¿quién no tiene uno?
El saco del rencor es ese lugar en el que te guardas todo aquello que te molesta como por ejemplo que tu amiga te diera plantón un día o que tu novia se fuera de compras en vez de quedarse a cenar contigo, y un día en el que discutís ese saco del rencor se abre y echas todo en cara, pero todo absolutamente todo y es cuando surgen los problemas. Porque ese es el problema del mundo, que todos tienen un saco del rencor y nadie habla las cosas cuando tiene que hablarlas. Así nos va.

En realidad leo lo que he escrito y no le encuentro sentido, hablo de unas cosas, hablo de otras pero nada en conjunto. En fin, creo que he vuelto, creo que vuelvo a ser yo, creo que me vuelve a ilusionar escribir, porque ese era el mayor miedo que me rodeaba todo este tiempo, que había perdido la ilusión por sonreír, por escribir y por volver a coger un libro y perderme entre sus páginas repletas de letras.

En algún momento volví a ser la de hace dos años, pero eso no va a suceder más, no voy a dejar que suceda más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario