6 de marzo de 2012

Las pequeñas acciones hacen grandes historias.

Tan pequeña como un simple "te echo de menos para hablar"
Tan pequeña como un "¿pipas y nestea el sábado por la mañana?"
Tan pequeña como un "¿a qué parque vamos sin que pasen nuestros padres?

¿Qué hubiera pasado si no lo hubiese dicho?

Seguramente ni estaría aquí sentada escribiendo este estúpido blog que ni siquiera sé si alguien lee.
Me gustaría saber que hubiese pasado si nada hubiera ocurrido, si simplemente fuésemos amigos y ya, si tan siquiera hablásemos un rato por chat y luego frente a frente el color rojo inundase nuestras mejillas corriendo las palabras a encerrarse bajo llave junto con la lengua.
Quizás estaba escrito, predestinado...llámalo como quieras, pero puede que de una manera u otra acabase pasando. ¿Como en un mes los sentimientos pueden avanzar tan deprisa?

Abril. 2010.

Creo que estaba tan agusto hablando con él que ni me di cuenta de que le estaba empezando a gustar, ni me di cuenta de que cada vez que me conectaba al chat le buscaba inconscientemente, ni me di cuenta de que todo avanzaba deprisa pero a la vez muy despacio.

Y ahora...ahora tanto tiempo juntos.

Esperar que den las puñeteras 4 para verle dos minutos, esperar a las siete los viernes y sábados para estar a solas, esperar que den las nueve menos cuarto de la mañana un día sin clase para esperarle por sorpresa y hacerle un poco más feliz de lo que parecía la noche anterior, esperar, esperar y esperar...llegará un día que podamos vernos cuando queramos sin esperar a que los malditos relojes den las horas esperadas.

NO. Sinceramente no quiero ni pensar que hubiera pasado si no nos hubiésemos conocido, si no hubiésemos empezado a hablar, si no hubiésemos quedado con una encerrona encubierta, si ese banco un 14 de mayo no hubiera recogido nuestras tímidas palabras y la ceniza y colillas de sus cigarros, si ese día de junio ese beso no se hubiera producido, si la señal de Stop de mi esquina no hubiera escuchado ese beso de despedida y si ese atardecer de verano no hubiera visto uno de los días más felices de mi vida.
Soy feliz, mucho, y no me importa gritarlo a los cuatro vientos.

Las pequeñas acciones hacen grandes historias, y la mía aún no ha escrito el colorín colorado este cuento se ha terminado.